miércoles, 17 de junio de 2009

The tide is high, but i'm moving on.

- Hace mucho que no sé de ti- Me dijo un buen amigo, hoy por la mañana. O quizá fué ayer. Ultimamente he perdido la noción de los días. Entre escuela, lecciones y malviajes se ha abierto un hueco en el tiempo, hueco que uso para esguarecerme muy comunmente.
- Hace mucho que yo tampoco sé de mi - Respondí, sin afán de queja. Y vaya que tengo mucho sin verlo, es de esos amigos que uno de pronto pierde fisicamente, entre las obligaciones y la rutina que nos imponemos, sin embargo permanece ahí, en mi cuenta de correo, de color verde la mayor parte del tiempo.


- Hoy fué uno de esos días en los que estuve a punto de salir gritando del salón. Te juro que miraba el reloj impacientemente, y rogaba por que ya dieran las 7 - Le platicaba a mi mamá, quien tomó la forma de una voz al otro lado de la bocina esta vez.
- Pero ¿por qué? Si estás estudiando lo que te gusta, no deberías sentirte así hijo.
- Sí, ya sé Doris, y me fascina lo que estudio, pero las lecciones estan volviéndose cada vez más pesadas, aunque ese impulso me viene solo por unos cuantos minutos y después se va. Pareciera que no entiendo algo de golpe, pero cuando estoy sólo y lo medito, logro aterrizar la idea y entonces la comprendo.
- Pues sigo sin entender hijo, no estás trabajando, ¿qué te impide comprender?
- No sé Doris, es como por ejemplo, tú estás acostumbrada a hacer un platillo de cierta forma, y lo has hecho así por años, de pronto yo llego y te digo que así no va y que debes ponerle canela, ¿qué me responderías?
- Que probablemente sepa más rico, la canela siempre realza los sabores- Entonces quise gruñir. Mi mamá nació con el don de hacer poesía. Compone los más bellos poemas, los sonetos más hermosos, y los reposa en un plato, hondo, plano, da igual, sus poemas seguirán siendo los más bellos.

Mi cocina tiene sonidos. Sonidos que no me pertenecen, pero que igual han venido siguiéndome desde hace tiempo ya, quizá vidas pasadas.
Una col apachurrada.
- Como tú y como yo- Pensé.
Mientras cortaba la lechuga, el sonido se acercaba más y más.
Se volvió aire.
Se volvió voz.
Se convirtió en historia.
- Déjame - Pedí con la mirada perdida entre el filo del cuchillo y las hebras color verde que iban quedando dispersas sobre la tabla de picar.
- Qué feo cortas la lechuga - Decía mi papá, quien estoy seguro jamás vió una masacre tal. Y es que era tan perfecto ese hombre, que incluso las lechugas mostraban respeto y se dejaban hacer como él quería. A mí siempre se me deshacían en las manos, quedaban chuecas, demasiado cortas, demasiado largas, demasiado gordas, demasiado flacas.
Estos días me ha dado por comer tsurimi. No sé por qué. Tal vez por que me trae recuerdos, que a veces dejan un sabor salado en mi boca, y un pequeño ardor en los ojos. Por eso preciso que el tsurimi sea dulce.
Comparto mi tsurimi, para aquellos que se encuentren ávidos de recuerdos, déjenlos pasar, ofrezcan el sofá, platiquen con ellos y si la melancolía llega, tomen un poco de tsurimi, repartanlo en una tostada y permitan que el paladar les alegre un poco la velada.


Porción para 2 personas.

2 barritas de tsurimi.
1/2 lechuga romana
1 vara de apio
2 cucharadas soperas de crema ácida
1 cucharada cafetera de mostaza
1/2 cucharada cafetera de miel
1/2 cucharada cafetera de vinagre
Sal y pimienta al gusto

Preparación:

Se pica el tsurimi, lechuga y apio en pequeños trocitos, si cuentas con un rallador pues más suave, la idea es dejarlos lo más fino posible.
Se mezclan en una ensaladera y entonces añades la crema, mostaza y miel, lo revuelves procurando que los ingredientes queden completamente cubiertos en este aderezo. Puedes añadirle un poquito de cebolla también, pero muy poquita.
Agregas Sal y pimienta.
Buen provecho!

4 comentarios:

alter-ego dijo...

Ya extrañaba leerte, siempre me haces sonreír con un dejo de nostalgia.

Te quiero soquete, PD. Hace mucho, pero mucho, que no te veo.

Emotional Junkie dijo...

Y vaya que sí!
Lo peor de todo es que ni vacaciones tendré, quizá cuando vuelvas a Guadalajara ya ande más alivianado.

Alan Ulises Niniz dijo...

Todo se vuelve aire y voz...y un poco de cenizas.

Emotional Junkie dijo...

Don!
No sabía yo que sus dominios se extendían hasta las orillas humildes de las bitácoras cibernéticas.
Y sí, en efecto, todo se vuelve aire y voz .. y un poco de cenizas y palabras que van cayendo separadas, sin embargo escriben con armonía perfecta lo que comunmente nos empeñamos en negar.