martes, 16 de septiembre de 2008

De pronto no supe cómo actuar.
Ahí estabas tú, de mirada desencajada y perdida, casi muerta.
Aquí estaba yo, con fuego en los labios, y un sollozo a punto de escapar. Nada más que el sonido de los coches y una pantalla fría, como tú y como yo.
Entonces rompiste el silencio: " Debes dejarme " dijiste. " Bien " respondí yo.
A decir verdad te imaginé más dulce, más digno.
Las horas que dedicabas a mi espalda me hicieron concebir una idea equívoca.
Creo que a fín de cuenta eso eres, un momento equívoco.
Qué te sabes tú lo que es darse sin reserva.
Rehusarse a tantear terreno.
Querer con la boca y el corazón.
Lo tuyo fué deseo, ganas de escapar de una realidad que te tragaba entero, que te asfixiaba; no fué más que una cogida y un burdo agradecimiento a la hora de separar los cuerpos. Lo tuyo era besarnos hasta quedar sin aliento, agotados el uno sobre el otro. Lo tuyo es doler, confundir, joder. Lo tuyo es recitar palabras que envuelven, que alzan, que engañan. Lo tuyo es morir ahogado en un profundo hueco, turbio y oscuro, abandonado en mi mente. Lo tuyo es huir.
Cobarde de mierda!