domingo, 25 de noviembre de 2007

Feliz cumpleaños!

Creo que estoy aún a tiempo de hacer un breve recuento de lo que han significado para mí, estos últimos 21 años; aquel que llegue a leer esto, entenderá que no es tan fácil recapitular y rescatar todo detalle que pueda definitivamente marcar un espacio propio de sí en tú vida.
Después de haberme tomado un breve, pero suficiente tiempo, he llegado a la conclusión de que soy una persona que disfruta por extremo los detalles, esos que sazonan y le dan un dulce sabor a la experiencia. Siempre me he encontrado, en todos y cada uno de mis cumpleaños, muy necesitado de un pastel; es como sí me hiciera caer en cuenta que de verdad es una fiesta, y curiosamente no en todos mis cumpleaños ha estado presente uno, en algunas ocasiones por mero olvido, de concentrarme en organizar otros detalles, o por que simplemente no se puede.
Fué entonces que en este cumpleaños, por ser mi número 22, quize hacerlo diferente, exigí un pastel; así es mi muy querido lectorcito oculto tras del frío monitor(jaja), exigí, demandé, reclamé un pastel, y fué mi madre la encargada de desarrollar dicha tarea.
Creo que esta fijación me viene desde una edad muy temprana, cuando eres niño realmente no piensas en otra cosa, escuchas la palabra: " Fiesta " y de pronto, cuál cálido ventarrón de abril, te destella la imagen del brillo del sol, reflejándose en globos de mil y un colores, el olor a chocolate, las risas de los amigos, las manías del payaso, el suave crujir de tu pastel mientras al tono de: " mordida! mordida! " te acercas ferozmente, y sin advertirlo aparece la mano siempre presente y dispuesta, a hundirte la cara en el betún. Ah, que hermosas sensaciones!.
Esa es siempre la visión, que considero yo, se encuentra en la mente de todo niño.
Los recuerdos de mis cumpleaños han sido muy felices, sin embargo, hubo una ocasión que por poquito y el amargo sabor de la austeridad, se roba mi plenitud infantil.
En algún momento de mí vida, mis padres no tuvieron la oportunidad de celebrarme de una forma tan colorida, había deudas en la casa, y mi madre siempre ha dicho: " Prefiero tener un techo seguro, y un plato de cálida sopa en la mesa para mis hijos, que mil años de diversión. "
Así que bueno, no había manera de comprar un pastel, o globos, o chocolates, mucho menos pensar en payasos, eramos tan solo nosotros, y una rica ensalada que mamá había preparado, yo sentía la añoranza de un pastel, cuando de pronto se delata la imagen de mi padre tras la puerta, trayendo en la mano izquierda una pequeña cajita blanca, mientras con su otra mano cerraba el cancel ; en mí cara se pintaba una sonrisa, cuando ví que su rostro revelaba una también, y es que era tan predecible mi padre, que en su afán por sorprenderte terminaba siempre conmoviéndote. Puso la caja sobre la mesa, y me veía fijo mientras la abría, como si quisiera grabar todos y cada uno de los detalles que ocurrían en ese momento.
De repente, y sin poder controlarlo, de mí garganta estallo una carcajada tan sublime, tan ruidosa, tan alegre! en esa pequeña cajita, no más grande que la mano de mí padre, estaba el pastel más bello, más delicioso, más amado que jamás probé. La forma era de un corazón, cubierto en betún de color blanco, y adornado con fresas en el centro, era pequeño, no había espacio para un " Feliz cumpleaños Manuel ", y aún así era perfecto, yo moría por morderlo, pero temía que al hacerlo fuese a arruinarse, y no poder compartirlo con mis papás y mi hermana, miré a mí padre, y él asintió con la cabeza como diciendo: " anda, hazlo ".
Y entonces, las mañanitas, que sonaban tan perfectas, tan melosas, que le dieron esa bella característica a la única ocasión, en que la tristeza casi vence al ingenio de mis padres.
Gracias hermoso par, por mantenerme siempre bien, por bien mantenerme siempre, por siempre estar aquí.
Te extraño Pa' , nadie hace la crema de verduras tan sabroso como tú.

sábado, 3 de noviembre de 2007

¿De quién es esta boca?

¿De quién es esta boca, que detienen mis dientes?
Que sola se oprime para sí, y lanza besos internos.
¿De quién es?

¿De quién es esta boca, que de a poco se seca?
Y que el intempestivo viento, helado como es; podrá destrozarle.
¿De quién es?

¿De quién es esta boca, que confundida se abraza?
En espera de esos, los otros labios, que habrán de sumergirla en humedad.
Causando la bella agonía, interminable respiración, que tiene a bien ausentarse.
¿De quién es?

Y le arrojo un suspiro al viento,
A manera de silenciosa súplica,
En espera que retumbe al eco; en espera de ese reclamo que puede estremecerme,
Rompiendo la quietud, y exigiendo : " Esa boca es mía ".