domingo, 11 de mayo de 2008

Igual como tantos días, me enrollo y desenrollo acostado en el sofá. La primera impresión que tengo del día son los bajos del estéreo del vecino, que ha comenzado a tocar una melodía que tortura mi cabeza. Finalmente amanece el cuerpo, más el alma se ha quedado quieta en algún lugar del Limbo. Abro mis ojos contra mi propia voluntad; no he soñado nada y aún así es mejor estar dormido que despierto. Sin realmente querer evitarlo, recurro a un apartado en mi imaginación, en la sección de recuerdos. Despego el cuerpo del sofá, llegó la hora de prepararme el desayuno, tomar las vitaminas que mi madre ha enviado con el afán de que mejore mi salud, por que ultimamente todo es rojo en mi. A partir de que llegué a esta ciudad, mi nariz no ha dejado de sangrar, y yo con ella.

Miro el reloj, como un condenado observa la guillotina. El desayuno listo me llama, y acudo más a fuerzas que de ganas. Primero vá una, después la otra, me he tomado ya las 6 pastillas matutinales que mi cuerpo requiere para funcionar; aún a pesar de mis pesares. Frente de mí van cobrando vida una serie de imágenes, y yo como fiel espectador me siento un momento a verles pasar. La primera es una que me describe el amor y la tranquilidad del abrazo maternal. Mi rostro esboza una sonrisa con sabor a sal. La nostalgia se convierte en dos largos y fríos brazos, mismos que me recorren y envuelven. El rostro se vuelve marea; una marea que sube y que baja con una fuerza abrupta, que va levantando olas furiosas, mismas que terminan por romper en la comisura de mis labios. De pronto preciso de un poco de quietud, más no la quietud que tengo. Qué estúpido mi afán y mi empeño en complicarlo todo; de hacer de todo, un suceso.

Me abandono frente a un cuaderno para escupir las pocas palabras de sanidad que me quedan. Exprimo cada centímetro de la piel y nada escurre.

Me estoy quedando seco, y mis ojos no lo entienden.

Me estoy quedando seco, y mis ojos ya no sienten.

Me estoy quedando seco, y mis ojos quisieran verte aquí, tenerte cerca de alguna forma; estirar la mano, y con la punta de mis dedos caminarte de arriba abajo, de abajo arriba, redescubrirte el rostro.
No quiero más esta sensación, que se aferra a mi garganta y la estruja con violencia.
No quiero más esta sensación, que me obliga a sentir cuando no quiero hacerlo.
No quiero más esta sensación.

1 comentario:

DavidOchoaD dijo...

un reflejo de... como te sientes

me preocupas =(


pero... no sé!

quiero verte y saber que pedo contigo, saber qe tienes U_U